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Proyecto maya

Por Hola Tulum.

La música es mucho más que sonidos organizados en armonía; es un puente que nos conecta con la memoria ancestral, la riqueza lingüística y el pulso vivo de las culturas originarias de nuestro continente. Diversos artistas han tomado la tarea de mantener encendida la llama de estas tradiciones, incorporando lenguas nativas, instrumentos antiguos y reflexiones sobre la identidad a través de sus composiciones. Así, el escenario musical se transforma en un espacio de diálogo entre el pasado y el presente, entre la oralidad heredada y la experimentación contemporánea. En las siguientes líneas, conoceremos a cinco creadores que han hecho de su obra una ofrenda a las raíces culturales: Ch’umilkaj, Pat Boy, Tzutu kan, Zara Monrroy y Miroslav Ü.

Ch’umilkaj: La Fuerza del Kaqchikel

Ch’umilkaj (Ch’umil significa “estrella”y Kaj significa “cielo” en kaqchikel), oriunda del pueblo maya Kaqchiquel en Guatemala, nos propone un viaje hacia la esencia de las tradiciones orales y la reconexión con la lengua materna. Creció bajo el influjo del arte, en una familia donde se entretejían la pintura, el tejido y la música, pese a que muchos músicos familiares ya no estaban presentes. 

La música es mucho más que sonidos organizados en armonía; es un puente que nos conecta con la memoria ancestral, la riqueza lingüística y el pulso vivo de las culturas originarias de nuestro continente.

Las historias que su padre le contaba sobre sus antepasados fueron semillas que germinaron en su interior, inspirándola a rescatar la herencia cultural. Con la guía de su madre, pedagoga y artista, aprendió a valorar el kaqchikel, su idioma originario, y a utilizar la música como un puente para rescatar tradiciones en peligro de olvido.

Al estudiar música en contextos occidentales, Ch’umilkaj enfrentó el reto de mantener la integridad de su identidad. Hoy, sus composiciones reflejan el equilibrio entre la modernidad y la sabiduría ancestral. Ha llevado sus canciones a escenarios locales, nacionales e internacionales, sorprendiendo y conmoviendo incluso a públicos que no entienden su lengua. Además, como educadora, promueve una enseñanza musical que invita a la reflexión sobre las raíces. Su obra nos recuerda que el arte no sólo es entretenimiento, sino también un acto de memoria y resistencia cultural.

Pat Boy: Alegría Urbana con Raíces Profundas

La trayectoria de Pat Boy es la historia de una pasión encendida en la infancia y consolidada en la adolescencia. Su amor por la música surgió alrededor de los seis o siete años, y para los 13 ya ensayaba con determinación. Con el tiempo, desarrolló un estilo “vivo, alegre y positivo”, un sello personal que combina la música urbana con ritmos que evocan las vibraciones de la comunidad que lo rodea. Sin negar las dificultades en su camino, cada tropiezo se convirtió en motivación para avanzar.

La música es mucho más que sonidos organizados en armonía; es un puente que nos conecta con la memoria ancestral, la riqueza lingüística y el pulso vivo de las culturas originarias de nuestro continente.

Pat Boy construye sus canciones a partir de melodías tarareadas, a las que va añadiendo rimas y armonías hasta lograr un resultado único. Sus influencias abarcan artistas nacionales e internacionales, entre ellos Santo Santiago o Sean Paul, reflejando su horizonte amplio y cosmopolita. Uno de sus proyectos más importantes es el álbum Laayli’ kuxa’ano’one (Seguimos vivos), que une colaboraciones y géneros diversos. En su obra, la herencia cultural no es un simple adorno, sino la médula que nutre cada nota. Su música demuestra que la alegría y la identidad son instrumentos poderosos para reafirmar nuestras raíces.

Tzutu kan: El Latido del Maya Hip Hop

Tzutu kan (retoño de serpiente) recorrió un sendero largo y sinuoso antes de encontrar su voz musical. En su juventud, viajó a ciudades como Nueva York y Barcelona, donde el hip hop lo cautivó. Sin embargo, algo faltaba: una conexión profunda con su propia herencia. Al regresar a su tierra, la sabiduría de los abuelos, las ceremonias y las palabras mayas le mostraron el camino. Así, nació el “maya hip hop”: una fusión entre ritmos urbanos, cosmovisión ancestral, sonidos prehispánicos y lenguas originarias.

La música es mucho más que sonidos organizados en armonía; es un puente que nos conecta con la memoria ancestral, la riqueza lingüística y el pulso vivo de las culturas originarias de nuestro continente.

Sus influencias son tan amplias como su visión artística: del rock a la cumbia, del reggae al rap, con referentes como Manu Chao, Kase. O y leyendas de la música latinoamericana. Tzutu kan canaliza todas estas inspiraciones en un estilo que denomina “mayan beats”, explorando formas antiguas y herramientas electrónicas para crear algo nuevo y auténtico. A pesar de enfrentar la incomprensión y hasta la violencia en su entorno —llegaron a quemar su casa por su activismo cultural—, siguió adelante. Su compromiso es claro: usar el hip hop como una plataforma para reivindicar las lenguas y las historias de su pueblo, recordándonos que el arte es también una trinchera donde se defiende la identidad.

Zara Monrroy: La Voz del Comca’ac (Seri)

Zara Monrroy canta con el eco del viento que atraviesa los desiertos y las costas de su comunidad seri. Desde niña, la música y la fotografía de su padre le enseñaron que el arte es, ante todo, un reflejo del espíritu. Ser mujer indígena le planteó desafíos, pero también potenció su misión de difundir su cultura al mundo. Antes de componer, se sumerge en la naturaleza, reconectándose con su entorno para hallar las palabras justas en su lengua materna, el comca’ac. Sólo después traduce sus composiciones al español, manteniendo intacta su esencia.

La música es mucho más que sonidos organizados en armonía; es un puente que nos conecta con la memoria ancestral, la riqueza lingüística y el pulso vivo de las culturas originarias de nuestro continente.

Su propuesta musical, a la que llama “Fusión ecléctica”, une tradiciones ancestrales con sonidos contemporáneos, creando un puente entre el ayer y el hoy. Con cada presentación, Zara defiende la riqueza cultural de su pueblo y advierte sobre la pérdida de la diversidad lingüística. Sus canciones son un llamado a la reflexión, a la conexión con lo sagrado y a la revitalización de las identidades que conforman el mosaico de México. La voz de Zara nos recuerda que, en cada sílaba originaria, hay un universo de conocimiento, memoria y resistencia.

Miroslav Ü: Electrónica con Raíces Prehispánicas

La propuesta de Miroslav Ü brota del mestizaje entre electrónica y tradición. Su pasión por la música surgió en 2012, cuando encontró en la electrónica un refugio ante momentos difíciles. Aunque creció en un entorno con escasos recursos tecnológicos —uno de los estados más pobres de México—, esto no frenó su determinación. Se volcó a la creatividad, apoyado por su comunidad de seguidores, convencido de que la música es algo más que equipamiento avanzado: es sensibilidad, ingenio y amor por lo propio.

La música es mucho más que sonidos organizados en armonía; es un puente que nos conecta con la memoria ancestral, la riqueza lingüística y el pulso vivo de las culturas originarias de nuestro continente.

Las influencias de Miroslav Ü incluyen figuras de la música urbana y la electrónica, desde Calle 13 y Cancerbero hasta Kshmr y Don Diablo. Con estos ingredientes, desarrolla un estilo que fusiona deep house con música prehispánica y lenguas originarias. Sus composiciones, llamadas a veces “house en náhuatl” o “house zapoteca”, transforman el conocimiento histórico y cultural en experiencias sonoras envolventes. Experimentando con subgéneros como el progressive y el minimal, Miroslav Ü busca transmitir la herencia cultural mexicana con la frescura de la electrónica, creando una música capaz de vincular el pasado ancestral con las sensibilidades del presente.

El Ch’i’ibal Sound Fest: Un Encuentro para el Futuro de las Lenguas Originarias

Estos artistas, con sus estilos singulares y su compromiso con la preservación cultural, convergen en un escenario común: el Ch’i’ibal Sound Fest. Ch’i’ibal significa estirpe o cultura en maya. Este festival internacional no se limita a ser un espectáculo musical, sino que se erige como un espacio de reflexión y celebración en torno a las lenguas originarias. A través de conciertos, talleres, conferencias, muestras gastronómicas y un mercado de arte, el festival crea un entorno de diálogo donde las lenguas, las tradiciones y las expresiones artísticas encuentran eco en el presente.

La música es mucho más que sonidos organizados en armonía; es un puente que nos conecta con la memoria ancestral, la riqueza lingüística y el pulso vivo de las culturas originarias de nuestro continente.

El Ch’i’ibal Sound Fest funciona como un puente entre la tradición y la modernidad, reuniendo a artistas, comunidades, académicos, activistas y público en general. Su esencia es el intercambio cultural, la sostenibilidad y la inclusión. Lejos de ser un evento aislado, busca dejar huella en todos aquellos que participan, mostrando que las lenguas originarias no son reliquias del pasado, sino herramientas vivas que enriquecen nuestro entendimiento del mundo. En este encuentro, la música se convierte en un lienzo donde convergen voces, historias y visiones, recordándonos que el corazón de nuestras culturas late con vigor cuando se escuchan y valoran sus lenguas y saberes.

Instagram: @chiibalsoundfest

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