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La Región Chenes y su Enigmática Arquitectura

La Región Chenes y su Enigmática Arquitectura | Hola Tulum

Arqueólogo Heber Ojeda Mas

La fascinante región arqueológica Chenes (que abarca el centro del estado de Campeche y una porción de Yucatán y Quintana Roo en la península de Yucatán) fue testigo del surgimiento y desarrollo de importantes asentamientos mayas como Dzibilnocac, Hochob, Tabasqueño, Santa Rosa Xtampak, Chumbec, etc., con edificios de arquitectura caracterizados por la presencia de grandes mascarones zoomorfos en las fachadas de los edificios y en las torres, que son el resultado de una larga evolución arquitectónica desde tiempo atrás y, hoy en  día,  mudos testigos de los logros alcanzados en el campo del urbanismo, la arquitectura, las artes, la literatura  y las ciencias, comparables a cualquiera de las expresiones de las grandes civilizaciones antiguas. Chenes deriva su nombre de la palabra maya “Chen” pozo, con la que terminan los topónimos de muchas de las poblaciones del área como Hopelchén, Bolonchén, Dzibalchén, Pakchén, etc. La región arqueológica Chenes está enclavada entre las zonas de Río Bec (al sur) y la del Puuc (al norte), influenciado por ambos y compartiendo una proximidad geográfica. Ocupa una extensión de terreno de unos 65 Km de oeste a este y 70 Km de sur a norte, donde se conocen más de 30 sitios arqueológicos que comparten este estilo arqueológico.

La arquitectura Chenes, junto con la de Río Bec -consideradas como dos subregiones del estilo Yucatán Central- florecieron en el período Clásico Tardío, del 600 al 900 después de Cristo. Tienen rasgos únicos, como las llamadas estructuras de “palacio-pirámide”, útiles escalinatas en las torres que conducen a edificios semejantes a templos de cuartos con arcos y puertas. Los inmuebles presentan fachadas articuladas en tres partes, con grandes mascarones zoomorfos alrededor de los umbrales de sus cuartos centrales, y cuentan con una crestería alta y con muescas. Entre las estructuras más singulares de la región Chenes están las torres emblema – solas y de plantas rectangulares-, como las reportadas en Chanchen y Nocuchich, de las cuales no hay ejemplos en Río Bec, salvo una redonda en el sitio de Puerto Rico.

Grandes mascarones zoomorfos en las fachadas

El desarrollo del estilo arquitectónico Chenes ocurre en el siglo VIII y está representado por los sitios de Hochob, Dzibilnocac, Tabasqueño y Santa Rosa Xtampak, por mencionar algunos ejemplos y, al igual que en el estilo Río Bec, destacan los grandes mascarones del monstruo de la tierra y mascarones narigudos de Chac.

Algunas ruinas de esta región fueron visitadas por los viajeros John L. Stephens y Frederick Catherwood, en 1842, y por el gran explorador Teoberto Maler, entre 1881 y 1891. Eduard Seler y Hebert Spinden exploraron el área a principios del siglo XX y Harry E. D. Pollock efectuó -en 1936, por parte de la Carnegie Institution of Washington- un reconocimiento arquitectónico bastante detallado de los principales sitios. En 1943, Alberto Ruz Lullier fue comisionado por el Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH) para hacer estudios en la zona; y en 1955 recibió este mismo encargo Ricardo de Robina. A partir de 1968 algunos investigadores de la New World Archaeological Foudation realizaron varios estudios en la región de Santa Rosa Xtampac y Dzibilnocac.

 A partir de 1982, y hasta la fecha, el INAH se ha hecho cargo de diversos trabajos de investigación arqueológica, así como de la restauración en edificios de Dzibilnocac, Tabasqueño, Hochob y Santa Rosa Xtampak, que muestran las características arquitectónicas, constructivas y decorativas particulares de ese estilo (que se desarrolló en las tierras bajas del norte de Yucatán) que, desde el siglo XIX, había llamado la atención de viajeros y exploradores;  y que hoy día aún sorprenden a investigadores nacionales y extranjeros, así como al público en general, por el sistema constructivo, arquitectónico y decorativo empleado por los antiguos mayas del período Clásico que forma parte de su patrimonio cultural. Hoy día, los trabajos de excavación y restauración realizados en varios edificios (construidos del 600 al 800 después de Cristo) reflejan el poder, la constancia de su posición y la grandeza de sus logros, alcanzados antes de la caída de la civilización maya.

El dios Itzamná con la mandíbula inferior conformada por una plataforma con colmillos

El sitio de Dzibilnocac cuenta con la estructura A-1, compuesta de una amplia plataforma con un edificio de diez aposentos abovedados con dos torres a los extremos y una al centro, con escaleras que conducen a los templos superiores que se decoraron con portadas zoomorfas del propio estilo Chenes y de Río Bec, y que representan un mascarón estilizado o monstruo de la tierra o Itzamná (el dios creador de los antiguos mayas)  con las fauces abiertas, además de otros mascarones en ángulo en las cuatro esquinas que aluden al dios Chac (deidad relacionada con el agua). Los templos superiores tuvieron una crestería calada que descansaba sobre el muro medio, como el que se puede apreciar sobre el resto del techo de la torre Este. Pero en este caso, sólo el templo de la torre central no se decoró con figuras de la deidad de la tierra.

En el sitio de Hochob, que se desarrolló sobre una colina, encontramos uno de los rasgos más sobresalientes de esta arquitectura, como son los enormes mascarones frontales del dios Itzamná, con las fauces abiertas y con la mandíbula inferior conformada por una plataforma con colmillos, la cual da acceso al interior de las fachadas del aposento central de los edificios I y II, flanqueados con cabezas de serpientes en perfil una sobre de otra. Rematan estas decoraciones los mascarones sobrepuestos de la deidad Chac, relacionada con la lluvia. La estructura ll conserva un impresionante mascarón del dios Itzamná que rodea la puerta del aposento central. Dicha edificación decorada es de una planta, con tres aposentos abovedados y con crestería con restos de decoración en piedra y estuco modelado.

Representa al monstruo de la tierra abriendo las fauces

Por su parte, en Tabasqueño se tiene un edificio con varios aposentos en el primer nivel y con una escalinata que fue construida sobre dos habitaciones. En el segundo piso- donde se desplanta el templo- sólo se conserva el aposento que mira al norte, ya que el del sur se derrumbó desde hace tiempo. La fachada norte de la cámara que se conserva muestra uno de los mejores ejemplos de la arquitectura Chenes: la imagen de un gran mascarón de piedra que representa al monstruo de la tierra abriendo las fauces, con incisivos centrales superiores con la forma de una T, mostrando así el signo ik, asociado a la deidad solar que significa aliento, vida y germinación. En ambas esquinas de la portada se encuentra un rimero de mascarones de nariz ganchuda o de Chac, y este monumental edificio tiene una crestería calada con restos de figuras de estuco.

Los sitios mencionados con mascarones debieron adquirir importancia regional en lo político, económico y social durante el período Clásico, pero la prosperidad fue interrumpida por el colapso maya en el siglo X – que ya había alcanzado a otras ciudades del mundo maya-, lo que ocasionó que las clases dirigentes perdieran poder. Como consecuencia, la población emigró a otros lugares para formar otros asentamientos, pero las ciudades no se abandonaron completamente, ya que algunas de ellas siguieron habitadas parcialmente hasta tiempo después de la conquista española. Finalmente, las ciudades mayas fueron invadidas por la floresta durante más de tres siglos, hasta que fueron descubiertas por intrépidos exploradores, viajeros, investigadores y arqueólogos, gracias a los cuales forman parte de nuestro patrimonio cultural.

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