Con una guitarra en manos y una pasión desbordante por la música, J.Pool es un artista cuyo viaje lo ha llevado a fusionar ritmos de todo el mundo, encontrando en Tulum el escenario perfecto para su arte. Desde su infancia, la música ha sido el hilo conductor de su vida, guiándolo a través de experiencias que han moldeado no solo su carrera, sino también su visión del mundo y de sí mismo.
Todo comenzó cuando, a los 11 años, se enamoró del rock. La guitarra eléctrica y clásica se convirtieron en extensiones de su ser. «Siempre fui muy autodidacta y muy comprometido», recuerda. Cada día era una oportunidad para aprender algo nuevo, para sumergirse más en ese universo sonoro que lo fascinaba. Su madre, reconociendo su talento y pasión, lo apoyaba llevándolo a clases, pero era su propia dedicación la que realmente impulsaba su crecimiento.
En aquellos tiempos, jamás imaginó que la música podría ser más que un pasatiempo. Sin embargo, a los 18 años, todo cambió. Descubrió la producción musical, y con ella, una puerta se abrió hacia una nueva dimensión creativa. «Explorar y aprender de este mundo me hizo ver que eso era a lo que quería dedicar mi vida realmente», comparte con una sonrisa que refleja esa epifanía.
Sus primeros pasos en la producción lo llevaron a experimentar con estilos como el techno y el hip hop. Pero fue en un viaje a México y Centroamérica, hace unos siete años, donde encontró el sonido que hoy lo define. Inspirado por artistas como Rodrigo Gallardo, Nicola Cruz y El Búho, comenzó a fusionar elementos orgánicos y electrónicos, creando una propuesta musical única.
En ese viaje, visitó Tulum por primera vez. «La calidad de la música y los lugares me impresionaron mucho», recuerda. Los paisajes, la energía del lugar y la conexión con la naturaleza dejaron una huella imborrable en su corazón. «Sentí que seguro iba a volver un día», afirma con convicción.
Entre 2016 y 2020, J.Pool emprendió una travesía como mochilero, explorando 30 países en Europa, África, India y Asia. Pero no era solo un viaje turístico; buscaba sumergirse en las experiencias musicales autóctonas y nacionales de cada lugar. «Siempre fui buscando experiencias para nutrirme y disfrutar de sonidos diferentes», explica. Esta diversidad de influencias se refleja en su música, donde es posible identificar ritmos e instrumentos de distintas culturas, integrados de manera armoniosa.
En 2018, en las tierras místicas de Guatemala, vivió una experiencia que marcaría un antes y un después en su vida. Participó en una ceremonia de cacao y un ecstatic dance. «En ese momento me sentí muy conectado y cambió mi camino con la música y con mi vida», confiesa. Este encuentro lo llevó a iniciar un proceso de autosanación y a comprender el poder de la música y las frecuencias como herramientas para sanar. Ya no se trataba solo de crear melodías, sino de transmitir energías capaces de transformar.
Mientras seguía este camino, la música lo guiaba a lugares inimaginables. En 2020, cuando el mundo se enfrentaba a una crisis sin precedentes, J.Pool se encontraba en Nicaragua, en una residencia artística. Allí, enseñaba producción musical y Ableton, surfeaba y vivía con una libertad que contrastaba con la realidad global. «Afortunadamente, contrario a lo que el mundo vivía», reflexiona. Pero cuando los vuelos comenzaron a reanudarse y el mundo empezaba a despertar de su letargo, sintió que Tulum lo llamaba nuevamente.
Tulum es más que un destino turístico; es un lugar cargado de energía, de espiritualidad ancestral y de conexiones profundas con la naturaleza. «El estilo en todo es muy único, está muy alineado con mi intención y con mi estilo musical», señala. La arquitectura orgánica, las texturas, los colores y, sobre todo, la atmósfera de transformación que se respira en cada rincón, resonaron con su visión artística.
«Mi música es orgánica», explica. «Utilizo muchas texturas en mi producción, muchos sonidos de la naturaleza que voy capturando alrededor del mundo». En Tulum, encontró un escenario perfecto para plasmar esa esencia. Prefiere compartir su arte en espacios íntimos, rodeado de naturaleza, donde la música fluye con una intención de sanación y conexión.
«Mi intención con la música y mi arte es conectar a la gente con la naturaleza, con su naturaleza interna y con la espiritualidad ancestral que habita estas tierras», comparte con profundidad. En Tulum, ha encontrado una comunidad que valora y busca esas experiencias. «Aquí hay mucha gente creando estas experiencias con quienes puedo colaborar, y también mucha gente viene buscando justamente eso», añade.
Pero Tulum no solo le brindó un hogar artístico; también le regaló el amor. «Aquí encontré al amor de mi vida, en las maravillosas playas de aguas turquesa que todos amamos», dice con una sonrisa que ilumina su rostro. Su relación floreció en este paraíso, y juntos, dieron la bienvenida a su primer hijo. «Sentimos que eligió nacer aquí en Tulum», expresa con emoción, evidenciando la profunda conexión que siente con este lugar.
La vida en Tulum ha sido para J.Pool una etapa de crecimiento y expansión en todos los sentidos. Las experiencias vividas, las personas conocidas y las colaboraciones realizadas han enriquecido su camino. Participar en rituales y ceremonias ancestrales le ha permitido profundizar en su búsqueda espiritual y reflejar esa riqueza en su música.
Una de las experiencias más significativas fue su participación en un temazcal, un ritual de purificación tradicional. «Fue una vivencia transformadora», relata. «Dentro de ese espacio, sentí cómo se liberaban bloqueos y se abrían nuevas puertas en mi interior». Esta experiencia inspiró una de sus composiciones más profundas, donde fusiona cantos tradicionales con sonidos electrónicos, creando una atmósfera que invita a la introspección.
La sustentabilidad y el respeto por el medio ambiente son pilares fundamentales en su vida. Su estudio de grabación, ubicado en medio de la selva, está construido con materiales ecológicos y funciona con energía solar. «Quería que mi espacio creativo reflejara mis valores», explica. Además, participa activamente en iniciativas locales que buscan preservar los ecosistemas de la región. «Es nuestra responsabilidad cuidar de este paraíso», afirma con determinación.
Su música es un reflejo de su viaje interno y externo. Cada nota, cada ritmo, es una pieza de las experiencias vividas, de las culturas conocidas y de las emociones sentidas. «Si escuchas mi música, puedes escuchar ritmos o instrumentos que vienen de muchas partes del mundo», dice. Esta fusión de sonidos crea una propuesta única que trasciende fronteras y conecta a las personas en un nivel más profundo.
Mirando hacia el futuro, J.Pool sueña con seguir creando y compartiendo su arte, siempre con la intención de generar conexiones significativas. «Quiero seguir colaborando con otros artistas, creando experiencias que inspiren y transformen», expresa. También anhela que su hijo crezca rodeado de música, naturaleza y amor, valores que considera esenciales.
Para quienes aún no han tenido la oportunidad de sumergirse en su mundo sonoro, J.Pool extiende una invitación. «La música es un lenguaje universal que nos conecta a todos», afirma. Ya sea en una ceremonia bajo las estrellas, en un concierto íntimo en la selva o a través de tus auriculares mientras caminas por la playa, su música es una experiencia que vale la pena vivir.
En un mundo que a veces parece desconectado, artistas como J.Pool nos recuerdan la importancia de volver a lo esencial: la conexión con nosotros mismos, con los demás y con la naturaleza. Su historia es un testimonio de que seguir nuestra pasión y escuchar los llamados de nuestro corazón puede llevarnos a lugares increíbles, llenos de magia y significado.
Descubre la música de J.Pool, déjate envolver por sus ritmos y conecta con las historias y emociones que transmite. Permite que sus melodías te guíen en un viaje de autodescubrimiento y sanación. Porque, como él mismo dice: «La música es el alma del universo, y estoy aquí para compartir mi pequeña parte de ella con todos ustedes».
Instagram: https://www.instagram.com/jpoolmusic/