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Valladolid: majestuosa ciudad colonial

Valladolid:  majestuosa ciudad colonial | Hola Tulum

Leonel Escalante Aguilar

Cronista de Valladolid

Valladolid, la bien llamada Sultana del Oriente, es una ciudad con una pujanza inigualable gracias a su mágico entorno y a sus reconocidos atractivos arquitectónicos, gastronómicos, culturales y, por supuesto, a la enorme vocación turística que hoy es reconocida a nivel internacional. Su envidiable ubicación geográfica la sitúa entre Chichén Itzá (reconocida como una de las 7 Nuevas Maravillas del Mundo) y el multifacético polo turístico de Cancún (el destino más visitado de nuestro país). Y ahí, en medio, enclavado entre la selva yucateca y rodeado por otros importantes destinos – como las zonas arqueológicas[1]  mayas de Ek Balam y Cobá; impresionantes cenotes de profundas y milenarias aguas; playas de exuberante belleza como Río Lagartos, Las coloradas y San Felipe (en la costa yucateca) o las que se encuentran en el corredor de la Riviera Maya-, se levanta la centenaria Valladolid, la primera ciudad colonial mexicana que visitan aquellos turistas que vienen a descubrir las extraordinarias riquezas culturales y los paisajes de la zona.

La ciudad de Valladolid guarda celosamente trajines y episodios históricos que la ponen con todos los honores en gloriosas páginas de la historia nacional: la grandeza de la Cultura Maya y todas sus diametrales repercusiones con la llegada de los españoles; las valientes y sangrientas rebeliones mayas; el Crimen de los Alcaldes que propició la demolición parcial de nuestra iglesia parroquial en 1703; el inicio de la Guerra de Castas en 1847, y el movimiento revolucionario de 1910 -conocido como la primera Chispa de la Revolución Mexicana- son tan sólo algunos episodios que la convierten en ciudad cuatro veces heroica, blasón que los vallisoletanos conocen y defienden con acendrado orgullo.

Nos basta leer y adentrarnos en su historia para reconocer la grandeza de esta antigua ciudad de los cupules, que hoy es poseedora de muy importantes y hermosos atractivos que la hacen verdaderamente única. Conocer sus antiguos y populosos barrios como San Juan, Santa Ana, Candelaria – el Santuario Mariano que venera y cuida la fiel imagen de nuestra virgen patrona del mismo nombre-, Santa Lucía, Bacalar y el añejo barrio de Sisal, lugar en donde se encuentra el más importante monumento religioso que es joya de nuestra arquitectura colonial: el ex Convento de San Bernardino de Siena (cuya construcción concluyó en 1560 a manos de la orden franciscana) al cual  se llega recorriendo la otrora Calzada de los Frailes que, al igual que el convento, forma parte de los sitios más hermosos de la ciudad.

La herencia española está visible en los vetustos edificios coloniales que son parte del valioso patrimonio edificado que distingue a Valladolid, una ciudad con presencia hispánica, cuya historia y edificación asombran a propios y extraños.

Ciudad cuatro veces heroica

Pasear por el Centro Histórico es descubrir la magnificencia de la herencia española en sus viejas y bien repujadas casonas con sabor colonial. El aire provinciano se respira en sus parques y antiguas plazoletas, donde el cotidiano vaivén de su amable gente te invita a disfrutar cada rincón y a descubrir, en el trayecto de las bien trazadas calles, emblemáticos edificios como el Palacio Municipal (que fueran las casas consistoriales o del ayuntamiento); el Museo de San Roque (primer hospital de la ciudad en el siglo XVI); el ex Telar La Aurora (donde se desarrolló la primera fábrica de hilados y tejidos del país en el siglo XIX); y el recién inaugurado Teatro “José María Iturralde Traconis”.

Cada rincón es único y ofrece aún más sorpresas cuando nos disponemos a recorrer sus calles y a adentrarnos en el misterio y religiosidad de sus leyendas, de las historias que su amable gente nos comparte, y de la mano amiga que siempre te estrecha con placentera hospitalidad.

El recorrido por sus poblaciones indígenas puede resultar una experiencia de verdad inolvidable, al poder convivir con sus habitantes, que son gente sencilla, pacífica y trabajadora, dedicada al cultivo del maíz, la calabaza, el chayote, los cítricos y hortalizas; y también al cuidado de animales de corral y aves de traspatio.

Un paseo por sus rústicos caminos, conociendo las tradicionales casas mayas fabricadas con huano (un tipo de hojas de palma propias de la región) y bajareques, es acercarse a ese milenario y ancestral ambiente entre el colorido de sus montes y el peculiar sonido del canto de las aves, que atraen también a los amantes del turismo de naturaleza hacia el ya clásico Festival de las Aves Toh, que es un ejemplo de desarrollo turístico sustentable.

El aire provinciano se respira en sus parques y antiguas plazoletas

Otra experiencia inolvidable para el paladar es la que resulta de conocer su exquisita gastronomía, ya sea en sencillas fondas o en muy exclusivos restaurantes, que es -sin duda- una práctica culinaria única, que los visitantes no pueden dejar de disfrutar. El platillo por excelencia es la jamás igualada Longaniza de Valladolid, un sabroso embutido de fresca y bien condimentada carne de puerco con achiote y otras finas especias, que es herencia de los más suculentos embutidos españoles. Otros guisos, producto del mestizaje, son el escabeche oriental, los lomitos vallisoletanos y el relleno negro, este último con reminiscencias mayas ya que es cocido en “pib” (o sea enterrado entre brazas y piedras ardientes), tal como hasta hoy se sigue preparando en las antiguas cocinas ancestrales, muy características de esta región.

¡Así de mágico y diverso es Valladolid!

Esta es sólo una pequeña muestra de lo mucho que Valladolid ofrece: su gastronomía, te enamorará; al igual que su centenarios templos y hermosas casonas; admirarás su colorida artesanía, sus cenotes milenarios, sus alegres vaquerías, sus modernos centros de hospedaje y, lo más importante: la hospitalidad de un pueblo que está dispuesto a compartir con el visitante el pan y la sal de su mesa. Si tu ruta aún no está trazada, no lo pienses más. Visita y disfruta Valladolid, el Pueblo Mágico del Oriente Maya que ha abierto su antiguo portón y te dice: ¡Bienvenido, pasa, aquí te sentirás como en tu casa!

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