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Museo de Sitio de Toniná

Por el Arqueólogo Juan Yadeun Angulo

Director del Proyecto Arqueológico Toniná.

El Museo de Sitio de Toniná alberga gran cantidad de piezas arqueológicas que ofrecen una visión cercana a cómo solían ser las vidas política y social de los pobladores, así como sus actividades cotidianas.

El propósito del museo es difundir la cultura maya según sus mitos de origen, reunidos en el libro sagrado del Popol Vuh, con la intención de dar constancia de la concepción histórica y mitológica expresada en los restos materiales de los mayas asentados en Toniná.

El museo fue inaugurado en julio del año 2000 por el entonces presidente de los Estados Unidos Mexicanos Ernesto Zedillo Ponce de León.

Los trabajos en la zona arqueológica de Toniná se iniciaron en 1972 y estuvieron a cargo de una compañía francesa conformada por arqueólogos, biólogos, botánicos y disciplinas afines, que se dedicó mayormente a hacer calas en varios puntos de lo que actualmente es la estructura de la pirámide de Toniná.

En 1982, el arqueólogo del Instituto Nacional de Antropología e Historia Juan Yadeun Angulo tuvo a su cargo comenzar los trabajos de investigación en el sitio arqueológico y, tras varios años de constantes excavaciones, se logró rescatar una gran cantidad de piezas arqueológicas de gran valor.

En 1985, se construyeron dos bodegas, una donde actualmente se localiza la entrada de la zona arqueológica, aproximadamente a 80 metros del juego de pelota, y otra que se destinó al museo de sitio. Pronto, el espacio del museo resultó insuficiente para recibir el número de piezas que seguían apareciendo como resultado de las excavaciones y, en 1998, se hizo evidente la necesidad de un nuevo inmueble.

El diseño y la construcción estuvieron bajo la responsabilidad del arquitecto José Carlos Lozano, con el apoyo del arqueólogo Juan Yadeun Angulo, y el resultado fue la integración de la mayoría de los elementos de la arquitectura maya al museo.

Un ejemplo de ello son las ventanas del edificio, construidas en forma de “T”, la representación simbólica de Ik, el dios del viento.
El edificio no sólo alberga una vasta colección de piezas arqueológicas recuperadas a lo largo de más de 40 años de trabajo, también es un centro para la investigación, donde se atiende a la comunidad en general, especialmente con fines educativos, a través diversos talleres culturales.

El museo se encuentra en una explanada rectangular, expresamente construida para recordar el mito de la creación del Universo concebido por los pueblos de la antigüedad mesoamericana.
El edificio cuenta con dos salas de exhibición del patrimonio cultural recuperado de la zona arqueológica; un auditorio con cupo aproximado para cien personas, donde se proyecta un documental sobre Toniná; un área de servicios educativos y dos áreas de oficinas administrativas.

La entrada del museo se localiza en el lado sur, donde hay una estela realizada por el arqueólogo Juan Yadeun Angulo, con la cuenta maya 12 baktún, 19 katún, 7 tun, 0 uinal, 0 kin, que corresponde al 13 de julio del año 2000, fecha en que se inauguró el museo de sitio.

El interior de las salas permite al visitante disfrutar de un ambiente único, pues se tiene la sensación de haberse transportado al pasado, de estar dentro de un edificio prehispánico donde se puede observar su techo escalonado, construido con carrizo (caña brava), madera y bambú; las paredes están decoradas con carrizo y barro en sus aplanados, a lo que se suma la exquisita riqueza cultural de las colecciones originales.

La entrada del museo se localiza en el lado sur, donde hay una estela realizada por el arqueólogo Juan Yadeun Angulo, con la cuenta maya 12 baktún, 19 katún, 7 tun, 0 uinal, 0 kin, que corresponde al 13 de julio del año 2000, fecha en que se inauguró el museo de sitio.
Las piezas arqueológicas de la exhibición son originales, todas recuperadas del sitio arqueológico.

La primera sala ofrece una representación del inframundo. Por ello se encuentra en un nivel inferior y es necesario subir 13 escalones para acceder a la sala siguiente, donde es posible admirar ofrendas, esculturas de gobernantes y discos conmemorativos con escritura glífica dedicadas al supramundo, la vida y los gobernantes.

El edificio no sólo alberga una vasta colección de piezas arqueológicas recuperadas a lo largo de más de 40 años de trabajo.

En la segunda sala, se colocaron los discos calendáricos de piedra como esferas celestes que hablan en sus inscripciones de secuencias calendáricas que festejan los cambios de los ciclos sagrados y agrícolas y, sobre de todo, relatos de los miembros de la secuencia dinástica.

En ese mismo espacio, con cabezas de estuco, se armaron las formas y la disposición de algunas constelaciones.

Las piezas arqueológicas de la exhibición son originales, todas recuperadas del sitio arqueológico.

En este salón, se encuentran los restos escultóricos de las dinastías de Toniná, que hacen un círculo en torno al bastón bicéfalo de la serpiente del cielo, la de la fortuna. Entre estos se destaca la escultura de un gobernante del mundo clásico de finales del siglo VI.
Esta escultura representa a un señor jaguar muerto, con su cara cubierta con una máscara de piedra y vestido con un traje fantástico que representa al Universo. Sus pies están en el sur. Es el señor de la vía láctea y tiene en sus manos el cetro de la serpiente celeste de estrellas, que camina anualmente de oriente a poniente, y su penacho remata arriba, en el norte, con el pájaro fantástico que lleva una serpiente en el pico.

En su tocado, también lleva el tótem de los tres reinos superpuestos: el inframundo, la superficie de la tierra y el cielo estrellado.

Este artículo forma parte de la edición «Museos Icónicos de México»; puedes descargar la versión digital haciendo clic aquí.

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