Por Agustín Labrada
Entrevista con la artista visual Sandra Oyarzun Cid
La artista visual chilena-quintanarroense Sandra Oyarzun Cid, quien radica en Playa del Carmen y tiene 25 años de experiencia en el diseño y la creación de joyas, comparte en esta entrevista algunos misterios de su creatividad, esencialmente en torno a sus joyas escultóricas elaboradas con la técnica de fundición sobre arena de las playas del Caribe mexicano.
Durante 18 años, Sandra ha ofrecido clases personalizadas, compartiendo su conocimiento y su pasión por el oficio. Su talento y su maestría la han llevado a ser reconocida con premios y destacada en revistas de diseño y moda, y, en la actualidad, en su playense Estudio de Joyería, imparte clases personalizadas y también crea sus colecciones originales.
¿Qué te propusiste al incursionar en la técnica de fundición sobre arena de coral?
Me propuse capturar la memoria y la energía del territorio. Al trabajar con la arena de la Riviera Maya, no sólo utilizo un material, sino que también lo transformo en un vehículo de conexión con el mar, la tierra y la historia de este lugar. Cada joya es un fragmento de paisaje que se convierte en talismán.
Al usar materiales de la región, de un modo estético, ¿crees que incides en la identidad desde los contextos del arte?
Sí, absolutamente. Creo que el arte y la joyería tienen la capacidad de narrar la identidad de un territorio. En este caso, la arena y el metal se funden en piezas que hablan de la fuerza natural de la Riviera Maya. Es un modo de honrar y visibilizar la riqueza del lugar a través de un lenguaje íntimo y portátil que es una joya.
¿Dónde se pueden apreciar o adquirir tus joyas?
Mis piezas se pueden apreciar en exposiciones temporales, en mi red social de Instagram @arteorfebre. Trabajo en colecciones limitadas y cada joya es única, por lo que me interesa que quienes las adquieran conozcan la historia detrás de cada creación.
¿Cómo llegaste a definir tu estilo?
Mi estilo nació de una búsqueda personal para unir lo orgánico con lo sagrado e ir investigando todo tipo de material. Siempre me han inspirado las texturas naturales, la irregularidad, lo imperfecto como belleza esencial.
Los interesados en aprender tu técnica, ¿adónde deben dirigirse?
Imparto clases presenciales en mi estudio en Playa del Carmen, donde enseño joyería. También realizo talleres en diferentes meses del año en el museo SFER IK de Azulik, de Tulum. En octubre viene el último de este año 2025.
¿Has expuesto esta colección tan original?
Sí, la expuse en la Boutique ANIKENA de Azulik, en Tulum. Busco siempre otros espacios, como galerías, para exhibirlas.
¿Qué temáticas, emociones o sueños te motivan creativamente para concebir estas esculturas, que al mismo tiempo son ornamentales y por lo tanto en perenne exposición?
Me inspiran los ciclos de la naturaleza y la relación del ser humano con lo sagrado. Mis piezas buscan ser más que un adorno: son símbolos de conexión, refugio y memoria. Quiero que quienes las porten sientan que llevan consigo una parte del mar, de la tierra o del árbol con el que fue concebida la joya.
¿Tienes un tópico especial que te apasione como artista?
Sí, me apasiona lo ancestral y lo ritual. Me interesa cómo, desde tiempos antiguos, los pueblos han utilizado joyas y amuletos como medio de protección y de conexión espiritual. Mi trabajo dialoga con esa tradición, resignificándola en el presente con materiales orgánicos
¿De qué manera logras no repetirte en tus diseños?
Cada material de la naturaleza me entrega un lenguaje distinto. Dejo que el azar del proceso y la imperfección guíen mi mano. De esa manera, cada pieza nace única e irrepetible, como una huella.
¿Cuál será tu próxima gran obra?
Mi próxima obra será una colección donde continuaré explorando la relación entre naturaleza y espíritu. Estoy trabajando con el árbol sagrado de la ceiba. Mi intención es que la joya sea siempre un puente entre el ser humano y la energía profunda de la Tierra.