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Palizada, un Pueblo Mágico Lleno de Color

Por Por Claudio Rosado Rodríguez, Responsable del museo de Palizada.

Hablar de Palizada nos remonta al lugar más lejano y colorido del estado de Campeche y nos invita a recorrer un largo camino de exuberante vegetación, entrelazado con fauna tan variada que la distancia y la espera para llegar aquí valen la pena, porque permiten recobrar el contacto con la naturaleza y te revitalizan… y entonces sucede algo mágico: el lugar te cautiva para siempre y te lo llevas en el corazón.

Ubicado en el sureste del estado de Campeche, en los límites con el estado de Tabasco, rodeado de ríos, lagunas y arroyos, el pueblo de Palizada resalta entre una espesa mancha de selva que nunca pierde su verdor.

Fachada de casas de la calle Hidalgo, (calle del malecón de la ciudad), donde se puee apreciar el edificio del Museo Palizada.

La zona donde hoy se encuentra Palizada estuvo habitada por grupos indígenas de origen náhuatl y chontal, que pertenecían al cacicazgo de Acalán Tixchel, y fue ruta marítima durante las diversas épocas de esplendor de los variados señoríos mayas de la región. La zona fue también una de las primeras en ser exploradas por los españoles, que descubrieron la Laguna de Términos y los cercanos ríos, como el Grijalva, pero sería hasta 1668 cuando comenzaron a llegar los primeros inmigrantes europeos. Pronto se convirtió en el principal centro de explotación de maderas preciosas de las selvas que la circundaban y que eran transportadas a través de las corrientes fluviales para ser embarcadas en Ciudad del Carmen.

Un recorrido en el tranvía te toma 45 minutos aproximadamente, donde podrás aprecias las principales fachadas del Centro Histórico, malecón, monumentos y antiguos barios de la ciudad.

Fue fundada a finales del siglo XVIII bajo el nombre de San Joaquín de la Palizada, mediante una Cédula Real expedida por Carlos II para impedir que los piratas ingleses, posesionados de la Isla del Carmen, invadieran estas tierras.

Su ubicación geográfica fue clave para el desarrollo comercial por más de tres centurias, dada su proximidad con la Laguna de Términos, permitiendo el abasto de maderas tintóreas y la distribución de las mercancías que llegaban al puerto de Carmen y hacia la región.

Iglesia de San Joauín. Es el edificio más destacado de la primera plaza de Palizada y también el más antiguo; su construcción data de 1792. Tiene una impecable fachada roja con una ventana de coral y un reloj. Su cubierta es de tejas francesas y ostenta un campanario solitario.

Actualmente, sus múltiples atractivos naturales, históricos y de esparcimiento atraen a los turistas que pueden iniciar su mañana como los lugareños: con el tradicional chocolate del Negro Ali, en el mercado municipal Eduardo Lavalle Urbina, acompañado del pan de nata y diversos antojitos regionales como los panuchos, empanadas o tamales torteados que se preparan desde muy temprano. Afuera, sobre cajas de madera, se extienden las frutas de temporada que los agricultores ribereños ofrecen, llenando de color la mirada con naranjas, limas, aguacate, pitahayas, zapotes y el exquisito mango manila, en una explosión inigualable de aromas y sabores.

Los atardeceres son frescos y coloridos, llenos de la melodía viva de la selva; te maravillarás con el aullido de los saraguatos (mono aullador negro mexicano) y el canto de las numerosas aves que se mezclan con el silencio intermitente.

Después puedes recorrer sus calles a pie o en un autobús al que se denomina tranvía (aunque no lo sea), para admirar tranquilamente la arquitectura de sus casonas que te transportan a la época colonial, cuando el palo de Campeche -como madera tintórea- era la mercancía principal exportada a países lejanos como España, Inglaterra, Francia, Italia y Alemania, empleada para teñir las más preciadas telas. De la misma forma, el antiguo pueblo de Palizada fue adquiriendo otra fisonomía, que hoy la hace única: sus techos de tejas de barro cocido traídos desde Barcelona, España, o de Marsella, Francia.

Las cabalgatas forman parte de las festividades religiosas, un gran número de cabalgatas desfilan por las principales calles de la ciudad.

Al medio día, mientras el sol recorre el cenit, las aguas del río Palizada toman diversos tonos, mientras la fresca brisa agita los pastizales, y la naturaleza despliega su belleza.

Nuestra gastronomía es incomparable con coloridos y exquisitos platillos como el pochitoque en verde, pejelagarto asado con su salsa, mojarras fritas, el chocolomo de res o el puchero, que se sirven en manteles blancos (bordados para el deleite de la vista del comensal), y que pueden acompañarse con frescas aguas de coco o frutas de temporada; además de tomar de postre alguno de los inigualables merengues de guayaba o limón; así como los también exquisitos dulces de guayaba, mango manila o papaya.

Vista aérea de Palizada.

También podrás adentrarte a la vegetación montado en caballo y observar de cerca lagunas llenas de coloridas aves, donde sobresalen las garzas tigres, loros cabeza amarilla o las rosadas chocolateras. Si algo nos caracteriza en la región es el avistamiento de reptiles como tortugas y cocodrilos, que se manejan de modo muy seguro (tanto para las especies como para los visitantes).

No te puedes ir sin visitar la emblemática e icónica réplica en blanco de la estatua de la Libertad, que fue emplazada en el malecón de la ciudad desde 1949 a fin de conmemorar el antiguo nombramiento de “Palizada Patriótica y Liberal”, otorgado en 1868 como premio a los servicios prestados a la causa nacional contra la intervención francesa y el imperio. La réplica fue elaborada por los hermanos Calderón, originarios de Mérida, Yucatán.

Su plaza principal está rodeada de arquerías, rematadas con rojizas tejas de barro francés, que presiden a la iglesia dedicada al santo patrono del pueblo, San Joaquín, cuya escultura data a mediados del siglo XVIII, y quien es celebrado con fervor del 15 al 31 de agosto.
Son múltiples los eventos religiosos o civiles que nos distinguen, como las tradicionales cabalgatas o el Torneo Internacional de Pesca Deportiva de Robalo que sobresale en toda la región.

También puedes visitar el gran museo regional de Palizada que te permitirá comprender la evolución histórica, económica y cultural de la región de los ríos, a través de sus salas permanentes; tampoco puede faltar la foto del recuerdo en el parador fotográfico… al anochecer, te resultará inevitable acudir hacia el muelle flotante para ver desfilar las delicadas garzas que se preparan para dormir.
Así es Palizada, tranquila y apacible, donde (como buenos campechanos que somos) podrás comprobar el cálido y gentil trato de su gente, que te hará sentir en un lugar especial al cual querrás volver siempre.

La conservación de nuestro Centro Histórico, de las diversas expresiones culturales y tradiciones, así como la preservación y cuidado del medio ambiente nos han valido para ser incluidos en la lista de Pueblos Mágicos de México desde el 2011.

¡Palizada Pueblo Mágico les espera!

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