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Biodiversidad en el Caribe Mexicano

Por Marisol Rueda Flores y Mélina Soto.

Maestras en ciencias. Healthy Reefs for healthy people.

¿Qué significa biodiversidad? Este concepto es muy amplio y puede tener diversas definiciones. La biodiversidad es el tejido vivo de nuestro planeta. Engloba una variedad de organismos vivos que van desde plantas, animales, hongos y microorganismos hasta sus ecosistemas terrestres y acuáticos y los complejos procesos ecológicos de los que forman parte.

También comprende la diversidad dentro de cada especie (genética), entre las especies, de los ecosistemas y hasta de las regiones donde se encuentran dichos lugares y seres vivos. De esta forma, la biodiversidad debe conocerse en su composición, su estructura y su función en este planeta.

En la Iniciativa Arrecifes Saludables para Gente Saludable, trabajamos para medir la salud del arrecife mesoamericano y a su vez aumentar la comprensión y la conciencia de los problemas que enfrenta la biodiversidad, así como sobre la permanente interacción que tenemos nosotros, los seres humanos, con los componentes naturales donde se desarrollan nuestras actividades diarias.

En cuanto a la biodiversidad, tenemos tres objetivos principales: la conservación misma de la diversidad biológica, el uso sostenible de todos sus componentes y la participación justa y equitativa de los beneficios derivados del uso de los recursos genéticos que nos brinda esta biodiversidad.

Pez loro (Scaridae).

Dentro de la iniciativa, nos encargamos de comunicar sobre la salud del arrecife a través de indicadores clave: la cobertura de corales vivos, la cobertura de macroalgas: el porcentaje del lecho marino ocupado por estos grupos, y las biomasas (qué tanto peso por área) de peces tanto herbívoros (peces loro y cirujano, que comen algas) como comerciales (meros y pargos, que tienen un valor socioeconómico).

Con estos indicadores, generamos un Índice de Salud Arrecifal (ISA) que nos sirve para resumir qué tan bien o mal se encuentra cada sitio arrecifal, y se convierte en una herramienta de manejo para gestionar y actuar en favor de la conservación y la restauración de cada uno de estos sitios.

Pez ángel gris (Pomacanthus arcuatus).
Foto de Roger Amodio.

Los arrecifes, como el Sistema Arrecifal Mesoamericano (SAM), albergan el 25 por ciento de la biodiversidad marina del mundo y nos sirve para obtención de alimentos, protección de la costa contra tormentas y huracanes frenando hasta el 90 por ciento de esa energía, actividades recreativas y culturales, investigación, producción de medicinas y muchos otros servicios ecosistémicos.

El valor de los servicios de pesquería, protección costera y turismo del SAM está calculado entre 4.4 y 4.5 miles de millones de dólares americanos al año. En él encontramos más de 60 especies de corales y más de 500 especies de peces, además de megafauna como tiburones ballena y toro, tortugas marinas, manatíes, mantarrayas y más. Los peces loro y cirujano, especies herbívoras, son importantes para el equilibrio de la vida en el arrecife ya que se encargan de controlar las macroalgas que compiten con los corales por el espacio, impidiéndoles crecer, alimentarse e incluso reproducirse de forma eficiente.

El cangrejo herradura del Atlántico (Limulus Polyphemus) fotografiado en su quietud por Fernando Martínez Belmar.

En México, las principales especies de peces loro del Caribe están protegidas de la pesca debido a su papel ecológico. Desafortunadamente, sus números y sus tamaños siguen disminuyendo en nuestras costas, y las macroalgas siguen proliferando.

Los meros y pargos, de importancia comercial para nuestra alimentación, también han disminuido en abundancia y tamaño, la mayoría no alcanzando su edad reproductiva, por lo cual se incrementa la necesidad de crear refugios pesqueros de protección total donde se puedan reproducir y crecer sin presiones, generando así “derrames” de peces en las zonas aledañas.

El ser humano muchas veces tiende a desvincularse de este concepto de biodiversidad, cuando en realidad se relaciona de muy diferentes formas con las demás especies y ecosistemas, e incluso nuestra propia vida depende profundamente de ellos y de su equilibrio ecológico.

Garza dedos dorados retenida en la lente de Sara Yazmín Valdivia.

Por eso, en las Naciones Unidas hoy en día se habla del concepto de “Una sola salud”, donde la salud de la naturaleza y la de los humanos están estrechamente vinculadas. Sin embargo, muchas de nuestras prácticas diarias y nuestras ideas de “desarrollo” afectan directamente la biodiversidad, pues no sólo están desapareciendo especies valiosas, sino también ecosistemas enteros.

Cerca del 75 por ciento de la biodiversidad del planeta está concentrada en apenas 17 países. México es uno de los países más megadiversos del planeta. Muchas de nuestras actividades extractivistas han puesto en peligro la biodiversidad, provocando la extinción acelerada de numerosas especies, con graves consecuencias en la biósfera y para nosotros mismos.

Arrecife en una imagen de Javier Sandoval.

Por ello es fundamental tomar conciencia sobre la constante interacción que tenemos con los componentes naturales donde se desarrollan nuestras actividades cotidianas, desde nuestra casa, nuestro lugar de trabajo y nuestras formas de recreación. Y ahora te preguntarás, ¿qué puedo hacer yo como ciudadano para ayudar a la conservación de la biodiversidad? Tenemos que lograr soluciones, resolver los problemas ambientales, y que estas acciones sean sostenibles y replicables en el tiempo.

Una de las actividades más populares es unirse a limpiezas de playas, mar o áreas de selva y manglares, incluso áreas urbanas o cenotes, para mantener nuestro entorno sano. Existen organizaciones de la sociedad civil a las que te puedes unir o bien iniciar tu propia limpieza en tu comunidad.

La segunda opción es unirse a proyectos de restauración de ecosistemas. En Quintana Roo, existen diversos programas de restauración de corales y manglares por ejemplo. Incluso, si tu tiempo es limitado, te puedes unir a programas de reforestación con especies nativas, cercanos a tu área de vivienda o trabajo.

Esta tortuga verde (Chelonia mydas), fotografiada por Raúl Castro, exhibe su belleza.

Cuando disfrutes de nuestros ecosistemas, toma fotografías, pero no te lleves nada del lugar, es nuestra responsabilidad dejarlo como lo encontramos.

Sobre todo, haz que tus consumos sean responsables, tratando de eliminar los plásticos de un solo uso, comprando de forma local y productos de temporada, optando por las opciones de productos biodegradables, reduciendo tu consumo de carne roja, haciendo una composta, reutilizando o reciclando materiales, incluso cuidando tu consumo de electricidad en casa y en tu trabajo. Recuerda la huella escondida de cada una de tus actividades y procura reducirla.

Cuando escojas actividades recreativas en alguno de los ecosistemas que tenemos en Quintana Roo, no uses bloqueadores y procura hacer una pequeña investigación de la empresa para asegurarte de que es una empresa confiable, amigable con el medio ambiente y que opta por prácticas sostenibles.

Paisaje submarino.

Apoya también a aquellas organizaciones de la sociedad civil locales que están salvaguardando los recursos naturales del estado y del país. Rodéate de gente de diferentes sectores y puntos de vista para enriquecer el conocimiento e intercambio de ideas.

Por último, puedes ayudar compartiendo toda esta información con tu familia, amigos y colaboradores y exigiendo la conservación y el uso sostenible de nuestros ecosistemas. La información es poder y nosotros tenemos el poder y la obligación de mejorar el único lugar que tenemos para vivir. No tenemos un Planeta B.

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