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Bebidas espirituosas

Bebidas espirituosas | Hola Tulum

Por: Lilia Fernández Souza

Arqueóloga

La cultura maya prehispánica es reconocida en el Mundo por su elegante y monumental arquitectura, por sus obras de arte (entre las que destacan la pintura y la escultura) y por sus largos y blancos caminos llamados sacbeo’ob. Menos conocidos son algunos otros de sus rasgos que, aunque dejaron menos evidencias materiales, fueron igualmente complejos y delicados. Tal es el caso de la cocina: los mayas antiguos prepararon y sirvieron laborados platillos y bebidas, entre las que se encontraban las embriagantes, con base en una amplia variedad de plantas y animales. Entre los ingredientes más conocidos se encuentran el maíz y el cacao, pero estos se combinaban y aderezaban con otras semillas como el frijol o el achiote, así como con numerosas frutas, flores, tubérculos, hojas, cortezas y con la preciada miel de las abejas meliponas.

Por otro lado, entre los mayas antiguos, como en general en las sociedades mesoamericanas, la religión permeaba la mayoría de los aspectos de la vida cotidiana, la cual se desarrollaba en un Universo pletórico de seres animados de muy variada naturaleza. Algunas de estas entidades, como Chaak, dios de la lluvia; K’inich Ajaw, la deidad solar; o Hun Nal Ye, deidad del maíz, eran esenciales para la vida de las personas, y su trato con ellas debía ser adecuado y correcto si se quería recibir los dones que permitían la subsistencia de la sociedad. Había, entonces, un sentido de reciprocidad que se manifestaba a través de rituales y ofrendas para los dioses, muchas de las cuales incluían comida y bebida.

Entre las bebidas ofrecidas a las deidades se encontraban algunas de naturaleza alcohólica, e incluso se ha identificado que una deidad en particular, el dios Ahkan, se relacionaba con la intoxicación, la bebida y el placer, entre otros aspectos. Gracias al trabajo epigráfico se ha documentado la presencia de una bebida hecha con base en agave, similar al pulque, que se ha leído como chih. Con base en investigadores como las de Alexandre Tokovinine o Lucia Henderson puede decirse que, durante el Período Clásico Maya, el chihfue recurrente en banquetes elitarios y en ritos religiosos, identificándose en imágenes que muestran contenedores e instrumentos para aplicar enemas rituales. El chih aparece directamente asociado con algunas deidades, como la diosa de la Luna, lo cual se observa en el caso de un vaso pintado del sitio de Sacul en el que, de acuerdo con Tokovinine, esta deidad se encuentra sentada en un trono bajo el cual reposan ollas conteniendo esta bebida. Los investigadores Carter y Matsumoto han sugerido que la palabra chih pudo hacer referencia también a otras bebidas embriagantes, como aquellas elaboradas a partir de miel fermentada, que eran utilizadas en ceremonias llevadas a cabo en cuevas. Por otro lado, el término en voz yucateca ki’se localiza en diversas fuentes coloniales para referirse al agave y bebidas de él extraído, así como también al vino, o a las bebidas alcohólicas, en general.

Existen reportes que datan de la época colonial, en donde se habla de distintas bebidas embriagantes. Por ejemplo, en las Relaciones Histórico-Geográficas de la Gobernación de Yucatán se menciona el quibalchéo balché como una bebida alcohólica que los mayas utilizaban en sus ceremonias religiosas. Esta bebida se elabora con corteza del árbol del mismo nombre, fermentada con miel. El historiador John Chuchiak señala que esta bebida, a pesar de ser muy mal vista por los españoles, mantuvo su gran importancia ritual durante la colonia, sobre todo de manera clandestina, llegando incluso a nuestros días.

Otra bebida espirituosa es el x-táabentun, obtenido de la planta Turbina corymbosa, conocida por sus hermosas flores. Las investigadoras Alejandra García Quintanilla y Amarella Eastmond han propuesto, con base en informantes mayas contemporáneos (así como por otras variadas fuentes) que algunas partes de esta planta tuvieron también importantes papeles rituales; además de propiedades terapéuticas utilizadas por las parteras. El x-táabentun que actualmente se expende resulta del encuentro del Viejo y el Nuevo Mundo, ya que en su preparación se adiciona también anís. Existen otras bebidas que, entre sus ingredientes, también cuentan con algunos productos llegados con la conquista. Por ejemplo, entre los tzotziles y otros grupos mayas se consume al aguardiente llamado pox, que se elabora con base en la fermentación de la caña de azúcar, y se utiliza en diversas ceremonias como el cambio de cargo, o la ofrenda a los muertos. Igualmente, Mercedes de la Garza menciona el caso, entre los mayas antiguos de Guatemala, de una bebida llamada chicha, que incluía melaza, caña de azúcar o miel, tabaco, raíces y un sapo; la cual se dejaba fermentar de 15 a 30 días y se usaba en ceremonias, produciendo una fuerte borrachera.

Estas y otras bebidas embriagantes, no todas claramente identificadas, tienen cientos o incluso miles de años de antigüedad, y algunas han llegado hasta nuestros días, en contextos rituales contemporáneos asociados a procesos como la siembra y las primicias de la milpa. Bebidas como el balché y el aguardiente de caña siguen enriqueciendo, en los linderos de comunidades rurales de la Península, los altares y ofrendas a entidades espirituales como el Señor del Monte, los pequeños aluxes y algunos otros seres que han poblado el universo maya desde los remotos y fascinantes tiempos ancestrales.

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