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Animales en Peligro de Extinción

Por Enrique Bayona, Biólogo

Además de los tesoros arqueológicos y antropológicos – que sitúan a la península de Yucatán como un lugar diferente- se suma esa increíble biodiversidad terrestre y acuática presente tanto en la zona continental como en sus islas. La evolución que ha tenido la vida en algunos de estos sitios nos sorprende cada día, al encontrar adaptaciones increíbles y peculiares por el aislamiento y la necesidad de conquistar ecosistemas extremos, lo que ha dado como resultado especies endémicas únicas; y es aquí donde la naturaleza pródiga, insuperable, reta a la más prolífica imaginación, donde las formas, los colores y los hábitos rompen con lo conocido, mostrando que no hay fronteras para la vida en la tierra.

Presentamos en este artículo algunas de estas maravillas, con el objeto de que el lector pueda conocerlas y entender que debe haber un equilibrio entre las actividades humanas y el uso de los recursos naturales, solo así podremos seguir disfrutando la presencia de estas especies que nos hacen diferentes al resto del mundo.

Foca-monje del Caribe (Monachus tropicalis).  Gray, 1850)

Para hablar de un animal extinto, debemos entender que no queda ni un solo ejemplar que represente a la especie en la tierra; esto puede darse por diversas razones: destrucción del hábitat, fenómenos meteorológicos y actividades humanas, entre otras. Lo que hoy es el estado de Quintana Roo tiene ya un sello de este tipo: la Foca Monje del Caribe (Monachus tropicalis), de la cual ya no queda ningún ejemplar vivo. Y aunque cuando hablamos de focas automáticamente pensamos en estos animales descansando sobre el hielo, hubo un tiempo en que este mamífero nadaba en las cálidas aguas y playas de arena blanca del Caribe.

De acuerdo a la información que se tiene, los adultos llegaban a medir entre 2 y 2.4 m de largo, presentaban una coloración de color gris-café en el dorso, con tonalidades amarillas y blancas en el vientre. Eran animales gregarios, es decir, permanecían en manadas; se alimentaban de peces y su único depredador fueron los tiburones. La distribución de la especie abarcaba desde las Islas Bahamas hasta la Península de Yucatán en el Mar Caribe; y en maya se le llamaba “tsulá”.  A partir de la llegada de los conquistadores se tuvieron registros sobre la Foca Monje del Caribe; algunos historiadores escribieron que Cristóbal Colón las observó en su segundo viaje a las Américas en el año de 1493. Posteriormente fue cazada por su grasa, ya que con esta se producía aceite para lámparas; y su carne se consumía como alimento.

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Fue durante la década de 1950 cuando se registraron los últimos avistamientos. En menos de quinientos años, la especie se extinguió debido a la caza excesiva, era la única foca que habitaba en aguas tropicales. Desde 1994 la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza, UICN, declara la Foca Monje del Caribe como extinta.

ANGUILA CIEGA (Ophisternon infernale). Hubs, 1938.

La diversidad de formas, hábitats y características de las especies endémicas que habitan los sistemas subterráneos inundados de la Península de Yucatán, están más allá de la imaginación humana. A través de millones de años, la evolución las ha llevado a desarrollar adaptaciones al mundo de la oscuridad perpetua, donde la falta de oxígeno, luz, nutrientes y unas condiciones químicas y físicas del agua muy especiales, han dado como resultado la existencia de organismos asombrosos, únicos, teniendo un ejemplo vivo de esto en la anguila ciega (Ophisternon infernale).

Este pez dulceacuícola habita en túneles asociados a cenotes.

Es de color blanco debido a la ausencia de pigmentos en su piel por la falta de luz; carece de ojos y presenta una cabeza bulbosa, hocico en forma de pico de pato con los poros sensoriales muy desarrollados; alcanza hasta los 60 cm de longitud total. Para protegerse de sus depredadores habita en oquedades de la roca, entre piedras sueltas o el fondo lodoso. Es endémica de la península de Yucatán. Es un pez ovíparo, da a luz de dos a once crías de 2-3 cm de longitud, que nacen entre diciembre y febrero.

Se alimenta de Crustáceos, en especial del camarón bentónico Creaseria morleyi. Es capaz respirar el oxígeno atmosférico a través de la cavidad bucal. Su situación actual es crítica, en peligro de extinción, ya que la mayoría de los sitios donde se encuentran presentan grandes impactos generados por el turismo masivo, la basura, contaminación orgánica, además de que no existe ningún programas para su manejo. Recordemos que todas las especies tienen un papel importante en la naturaleza – por eso existen- y su desaparición tendrá repercusión en otras partes del ecosistema, por lo que debemos tomar medidas para evitar que estos increíbles peces se suban también al barco de la extinción.

COLIBRI ESMERALDA DE COZUMEL (Chlorostilbon forficatus)

Dentro de las joyas aladas que cruzan los cielos de Quintana Roo, hay una que resalta por su increíble hermosura, una cuyos destellos han sido admirados desde la antigüedad por los primeros pobladores de Isla de Cozumel, y que es considerada un milagro de la naturaleza por su tamaño y colores espectaculares, que fulguran frente al sol en una explosión de tonalidades imposibles de igualar o describir. Este destacado miembro de la avifauna mexicana es el Colibrí esmeralda de Cozumel, (Chlorostilbon forficatus) ave endémica de esta isla del caribe mexicano.

La especie ha sido poco estudiada y muchas características sobre su biología se desconocen. Alcanza una longitud de 8 a 9,5 cm. El pico es recto y casi tan largo como la cabeza (e incluso un poco más largo). Los machos adultos tienen el plumaje de color verde esmeralda, con la parte superior e inferior de verde brillante. Las hembras adultas tienen las partes superiores verdes y las inferiores de color gris claro. Ambos sexos tienen la cola larga y bifurcada. Las plumas de la cola son de color verde azulado profundo y las plumas externas son negruzcas con las puntas blancas.

Es endémica de la isla de Cozumel y visitante de Isla Mujeres. Su alimento lo obtiene de las flores de diversas especies vegetales, incluidos jardines urbanos, selva y manglares. Es una de las 14 especies de colibríes endémicas de México.

Foto: Rafael Chacon, publicado por La Jornada Maya

Los colibríes establecen relaciones estrechas con las plantas de las que se alimentan y a las cuales ayudan a reproducir a través del polen que transportan en sus alas ya que, debido a su alta demanda de energía y a su tamaño, tienen la necesidad de garantizar la disponibilidad de néctar de gran número de flores, el cual es variable en abundancia de acuerdo a la temporada, lo que los obliga a buscar continuamente estos recursos florales, contribuyendo a su proliferación.

Actualmente, el colibrí esmeralda de Cozumel no se encuentra bajo ningún esquema de protección nacional.

DAMA BLANCA (Typhliasina pearsei).  Hubbs 1938

Este pez de agua dulce, vivíparo y sin ojos (anoftálmico), carente de pigmento por la ausencia de luz, es otra maravilla de la naturaleza por su evolución y adaptación al mundo de la oscuridad perpetua; su cuerpo es de color blanco-rosado, mide menos de 10 cm y los mayas Io conocen como sak kay, «pez blanco».

Su forma es comprimida y está cubierto por pequeñas y finas escamas; ha desarrollado otros órganos de los sentidos para encontrar alimento, pareja y lugares donde protegerse en este hábitat extremo, por lo que su cabeza desnuda presenta abundantes poros y papilas sensoriales que le permiten tener percepciones químicas y olfativas para detectar sus presas.

Este pez de agua dulce es poco abundante en el ecosistema, habita únicamente en las cavernas y cenotes de la Península de Yucatán, esto significa que sólo la podemos encontrar aquí.

De hábitos diurnos y nocturnos, se le puede ver nadando tranquilamente cerca de las rocas o del fondo, a diferentes profundidades. Debido a la poca diversidad animal que existe en el medio, se alimenta de otros organismos que se han adaptado a este mundo.

En algunos lugares en donde se tenía registro de su existencia, han desaparecido. Los impactos causados por la contaminación subterránea de los cenotes y las aguas residuales; así como el aislamiento genético entre las poblaciones por su distribución cada vez más dispersa, son algunas de las principales causas por las que se le considera una especie en peligro de extinción.

Mapache Pigmeo de Cozumel

El mapache de Cozumel o mapache pigmeo (Procyon pygmaeus) es una especie de mamífero carnívoro endémico de la isla de Cozumel.

Foto: medioambiente.net

Fue Clinton Hart Merriam quién (en 1901) lo clasificó como una especie aparte, diferente a sus parientes en el continente. Es más pequeño, pesa entre 3 y 4 kg, existiendo una diferencia entre el tamaño del macho y la hembra. Puede distinguirse del mapache común (Procyon lotor) por una banda negra que se extiende de cada mejilla hasta los ojos, además de una afelpada cola dorada. A diferencia de otros mapaches, el pigmeo de Cozumel presenta un menor tamaño de cuerpo, cráneo y orejas. Tiene una dieta omnívora, basada en cangrejos, ranas, lagartijas, insectos y frutas. Utiliza sus patas delanteras como manos y puede tomar casi todo con ellas.

Suelen ser animales tranquilos y solitarios, también se les ve en grupos familiares y su densidad es mínima, debido a su pequeña área de distribución. De actividad principalmente nocturna, aunque también es posible verlos de día. La época de apareamiento se desarrolla entre enero y marzo.

Su estatus actual es catalogado como crítico, ya que se calcula que sólo existen entre 250 y 300 ejemplares y, debido al actual desarrollo turístico, la zona donde los mapaches habitan se ha visto drásticamente reducida. Otro de los factores que ha influido en la disminución de su población es la introducción de especies invasoras, ajenas al ecosistema insular, como gatos domésticos y perros.

En la isla también habitan otros animales carnívoros como el coatí enano (Nasua narica nelsoni) y el zorro gris enano (Urocyon sp.), pero no están presentes otros mamíferos terrestres, haciendo que el mapache de Cozumel y los otros sean únicos.

Foto: México Desconocido

Como habitantes del Caribe somos herederos de una gran riqueza ambiental y cultural que podemos transmitir a nuestros descendientes junto con una educación que les permita valorar ese legado; del mismo modo que, como ciudadanos, podemos participar en acciones que permitan políticas públicas que garanticen el resguardo de las maravillosas especies que aún hacen de nuestro destino un hermoso lugar de gran atractivo turístico. En Hola Tulum estamos convencidos de que todos podemos contribuir a resguardar nuestras bellezas naturales y a difundir acciones que garanticen nuestra esperanza de lograrlo.

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