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Algo de gentrificación y turismo en Quintana Roo 

Por Agustín Labrada – Editor Hola Tulum Comunicación

Desde las manifestaciones masivas recientes en la Ciudad de México, el término gentrificación recobra vigencia: el desplazamiento de habitantes locales para que otros de mayor poder adquisitivo ocupen barrios que se transforman urbanísticamente trastocando la identidad.

Aunque en julio de 2023, la Real Academia Española registró tanto el verbo “gentrificar” como el sustantivo “gentrificación”, el término viene del inglés gentry: una clase social histórica británica mixta entre la baja y media nobleza y los plebeyos propietarios de tierras.

Fue usado por vez primera en 1964 por la socióloga Ruth Glass para estudiar cambios sociales que ocurrieron en Londres, relacionados con el territorio, que ahora tienden a globalizarse con impactos en ciudades como Buenos Aires, San Francisco y Nueva Orleans.

Al transmutarse estos barrios, suben los precios de las casas (tanto en la venta como en el alquiler) y los bienes y servicios del entorno elevan extraordinariamente su valor, a la vez que los pobladores originales se ven forzados la migración hacia áreas menos costosas.

En segmentos de la Ciudad de México, Oaxaca, y Guadalajara, por ejemplo, se vive con intensidad la gentrificación, que también llega al Caribe mexicano, sobre todo a ciudades cuya dinámica gira alrededor del turismo: Puerto Morelos, Cancún, Playa del Carmen, Bacalar y Tulum.

En México social, Lizzy Santoyo apunta: “Sin duda, el turismo es una gran fuente de ingresos, de las principales para el país, y en Quintana Roo, ‘la joya de la corona’, es favorable recibir a personas extranjeras que buscan la residencia de manera permanente o temporal.

“El problema no es en sí ni el turismo ni la migración, sino la carencia de políticas públicas y legislación que mitigue los efectos. Legislar la cantidad de inmuebles por colonias o zonas, así como la cantidad de días podría ser una opción útil, incluyendo estímulos fiscales…”

En Tulum específicamente, de acuerdo con Miguel Améndola, en La Jornada Maya, puede observarse este fenómeno en colonias como La Veleta, donde dueños de terrenos o casonas viejas han tenido que vender sus propiedades e irse a vivir a otros espacios de la ciudad.

Igualmente, las irrupciones del Tren Maya y el Aeropuerto Internacional Felipe Carrillo Puerto generan la llegada de más turistas que requieren hospedaje y servicio de mayores niveles, y de nómadas digitales de altos ingresos que vienen a asentarse en este punto del Caribe.

En ScIELO México, Víctor Delgadillo-Polanco acota “entre aspectos positivos la reducción de subutilización de edificios vacantes, la estabilización de áreas decadentes, la rehabilitación de inmuebles, el incremento de valor en la propiedad privada, el aumento de ingresos fiscales…

“Entre los aspectos negativos destacan el desalojo de la población de bajos ingresos por el incremento de rentas, el desplazamiento de comercios y servicios populares, la pérdida de vivienda asequible, la generación de gente sin techo, el resentimiento de los desplazados…”

Por un lado, se relegan, junto con sus costumbres y tradiciones, a grupos de personas ya marginadas económicamente hacia una marginalidad más profunda, ampliando así el arco de las desigualdades y la itinerancia, que pueden incidir en estallidos comunitarios violentos.

Por otro lado, los barrios gentrificados han podido transfigurar su infraestructura con resultados funcionales, y en esa etapa de construcción y cambios se han abierto empleos para la gente. A la vez, surgen comercios de alta calidad y disminuye la delincuencia. 

ONU-Hábitat reconoce: “La gentrificación se ha convertido en un concepto polémico en los estudios urbanos, pero, a pesar de sus consecuencias negativas para la población desplazada, es difícil negar que genera recursos y crea demandas por nuevos servicios en una ciudad”.

En resumen, este asunto se rige por intereses económicos y clasistas, si bien se mejoran las imágenes de las ciudades, y se requiere, para que sean menos negativas las consecuencias, crear políticas económicas redistributivas en beneficio social de los desterrados de su hábitat.

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