Por Agustín Labrada – Editor Hola Tulum Comunicación
Desde un pasado lleno de historias, Tulum se ha convertido en un universo turístico que atrae a visitantes de todo el mundo a la diversión y la aventura, el acercamiento a magias ycostumbres de pueblos originarios y los espectáculos musicales, en el esplendor de la libertad.
Así, en el corazón del Caribe mexicano, Tulum es hoy una ciudad que crece entre la selva y el mar, con atractivos gastronómicos originales y de primer nivel, hoteles para todos los bolsillos, espacios para la meditación y el yoga, y dinámicas de aromaterapia y temazcales.
Se sabe que el antiguo nombre de Tulum era Zamá, que en maya significa amanecer, y que el cronista Juan Díaz, quien formaba parte de la expedición española de Juan de Grijalva en 1518, desde un barco describió el conjunto de edificaciones “tan grande como Sevilla”.
Muchos años y sucesos han transcurrido desde entonces hasta la actualidad, en que Tulum ha entrado con bríos en los canales del turismo con una impactante zona hotelera y magníficas playas, que bordean aguas azul turquesas, donde se puede nadar y hacer deportes acuáticos.
Diversas son las opciones turísticas aquí, adonde es posible llegar por aire, carretera, tren y agua: conexiones que se abren para compartir estas escenografías paradisiacas, que se enriquecen con trayectos en veleros y lanchas a la Reserva de la Biosfera de Sian Ka’an.
Hay tours guiados para adentrarse en Sian Ka’an, un ámbito de naturaleza virgen, con bahías e islotes, donde se puede “snorkelelar” (hacer buceo de superficie) en remansos cristalinos, ver de cerca la vida silvestre en su plenitud de árboles, flores y animales autóctonos.
Igual, es factible llegar al arrecife coralino y sumergirse en su belleza de colores entre peces disímiles, como en una película que roza la alucinación, o ver aliarse los tonos naranjas, azules, rojos… que van tejiendo los atardeceres fabulosos en un paisaje irrepetible.
Nadie regresa de Tulum sin haber visitado el Parque del Jaguar, donde se localiza una zona arqueológica, el Museo de la Costa Oriental, miradores panorámicos, torres de avistamientos de aves y senderos para caminatas a pie o en bicicleta, en armonía con el medio ambiente.
Al edificio más imponente de esta importante zona arqueológica se le conoce como El Castillo, cuya antigua función era de faro en noches caribeñas. Por entre esos vestigios, que protege el Instituto Nacional de Antropología e Historia, cruzan iguanas, mariposas y monos.
Asimismo, es maravilloso nadar en el Gran Cenote de Tulum, al aire libre y en la cueva entre peces y tortugas con una temperatura excepcional de 24 grados, o en el Cenote Casa Tortuga, un lugar legendario donde los mayas antiguos celebraban sus ceremonias religiosas.
Para los amantes del agua están también Playa Paraíso y Playa Pescadores, con sus arenales de color blanco, idóneas para fotografías de modelos y para eternizar en imágenes esta experiencia única, o Las Palmas, donde se practican deportes como el windsurf y el kitesurf.
Se suman a estos atractivos la Caleta Tankah — una alberca natural en la que confluyen el mar Caribe y ríos subterráneos, y allí se hallan también un beach club (con bar, camastros y restaurante) y un hotel boutique —, y la laguna Kaan Luum, de ochenta metros de hondura.
Esto y más ofrece Tulum, como el Museo Sfer Ik, al que se entra descalzo para ir palpando las texturas que lo conforman: hojas, rocas, hierbas, maderas…, o los murales y esculturas que se sitúan en el Hotel Holistika, en el barrio de La Veleta, rodeado de vegetación.
Las ofertas son múltiples y causan asombro y alegría en los visitantes, un panorama que seduce y ya circula en las redes y los medios de comunicación a través de fotos, videos, películas, creaciones audiovisuales y hasta en obras pictóricas, poemas y melodías.
Venir aquí tiene una esencia épica y romántica, con cenas a media luz y música que desnuda las fronteras, con exhibiciones de hombres que vuelan y recitales extraordinarios, como el protagonizado por Sting, en comunión con una tierra donde dicen que nace el cielo.