Por redacción de Hola Tulum.
Ir a Isla Mujeres no es sólo llegar al territorio donde primero sale el sol en México, sino también a un pedazo de paraíso lleno de arenas blancas, playas de aguas turquesas, aves exóticas y peces extraordinarios (como el tiburón ballena), en un contexto de alegría y paz que guarda en su pasado historias singulares y comparte en su presente patrimonios que dignifican con su magia la memoria.
A esta ínsula soleada, que se erige en el Caribe mexicano, se llega principalmente en embarcaciones que salen de Puerto Juárez y de distintos embarcaderos que hay en la Zona Hotelera de Cancún. También dispone de una pequeña pista para naves áreas, y, desde la terminal de Punta Sam, parte un transbordador en el que los viajeros pueden llevar sus propios autos para recorrer la isla.
En Isla Mujeres, el turista tiene acceso a playas maravillosas, como Playa Norte, reconocida como una de las mejores playas del mundo en los Traveller’s Choice Awards 2019 (www.noticaribe.com.mx/2019/03/10/reconocen-a-playa-norte-como-una-de-las-10-mejores-del-mundo-en-2019); Playa Paraíso; Playa Lancheros; Playa Centro; Playa Albatros… con todos los servicios al alcance, donde se puede nadar bajo un sol que acaricia; y, a tan sólo 30 kilómetros, en un viaje en barco o lancha, se llega a Isla Contoy: un santuario natural de pájaros.
Los antiguos mayas habitaron esta isla de siete kilómetros de largo. Desde aquí, observaban el cielo para hacer sus estudios astrofísicos y matemáticos, vinculados a la religión, y se veneraba a Ixchel: diosa de la fertilidad, el amor, la belleza, la maternidad, la concepción y el parto. En Punta Sur, sobreviven vestigios de una obra precolombina dedicada a esta deidad.
Según el mito, Francisco Hernández de Córdoba, el primer español que pisó esta tierra en 1517, buscaba mano de obra barata y sólo halló mujeres, pues los hombres estaban pescando en sus botes en el mar. A su vez, se documenta en el portal Para todo México (www.paratodomexico.com/historia-de-mexico/conquista-de-mexico/expedicion-de-francisco-hernandez-de-cordoba.html) que había esculturas con representaciones femeninas y que por ello bautizaron el lugar como Isla Mujeres, un nombre que sigue siendo hermoso a través del tiempo.
A los visitantes actuales, la isla ofrece paseos en bicicletas, motos y cómodos carritos de golf, así como buceos fabulosos para contemplar bajo el agua delfines, tortugas marinas, mantarrayas, esculturas artísticas sumergidas y una imagen de la Virgen la Caridad: patrona de Cuba también idolatrada en Isla Mujeres desde el siglo XVIII, debido al intercambio y la comunicación con pescadores cubanos.
Suelen ser experiencias inolvidables visitar el Parque Natural Garrafón, con sus arrecifes y acantilados, donde se despliegan actividades recreativas, como snorkel, kayak, piscina panorámica, tirolesa y excursiones; nadar entre tiburones; ser partícipes del tour del tiburón ballena (los peces más grandes del océano) entre mayo y septiembre, y bailar en discotecas sobre la arena al aire libre.
El pueblo cabecera de la isla se llamó en sus orígenes Dolores y fue fundado por pescadores y agricultores yucatecos en 1850, tres años después de haber estallado en la península la llamada Guerra de Castas. Hoy hay en ese pueblo una intensa actividad nocturna con muchos bares y restaurantes, calles pintorescas y peatonales, y comida disímil de mariscos y de la exquisita cocina internacional.
En 1860, se asentó aquí un singular personaje: un pirata y tratante de esclavos de origen español nombrado Fermín Mundaca, quien construyó una hacienda que es hoy una especie de museo, donde pueden apreciarse arcos, jardines y pozos, que a veces cruzan aves, iguanas y hasta lagartos. Paredes, cañones oxidados, una casa parcialmente reconstruida y un estanque redondean este retorno a la historia.
En una leyenda local, se narra que Mundaca estuvo enamorado de una isleña que llamaban “La Trigueña” y, aunque no fue correspondido, para ella edificó una hacienda usando piedras que estuvieron primero en el monumento a Ixchel. Esta historia ha sido recreada también en poemas y canciones, y hace ver menos turbio a un bandido que se hizo rico con actividades ilegales y crueles.
Igualmente en el siglo XIX, en 1877, visitó estas costas el célebre escritor cubano José Martí, quien escribió la magnífica crónica “Isla de Mujeres”, germen de lo que sería nombrado muchas décadas después en Nueva York “Nuevo Periodismo”: mezcla de periodismo y literatura, donde la realidad circundante, sin ficción, es contada con lenguaje y elementos literarios propios de la narrativa.
Otro personaje intenso, pero del siglo XX, es el oceanógrafo Ramón Bravo, quien en la década de 1970 dio a conocer que en un espacio llamado “Los Cuevones” dormían los tiburones y pudo respaldar su afirmación con las filmaciones de diversos tipos de escualos como toro, puntas blancas, mako, tigre…, que descansaban con toda placidez en esta cueva singular del mar Caribe.
Los habitantes de la isla trabajan fundamentalmente en la creciente y exitosa industria turística. Otros continúan las ancestrales labores de pesca u ofrecen servicios múltiples a la comunidad y a los visitantes. Las nuevas generaciones pueden estudiar hasta el nivel superior, ya que en 2023 se inauguró la Universidad Sacro Cuore. Hay espacios deportivos y una activa casa de cultura.
Siempre hay música grabada en el viento insular y, a veces, el grupo musical local La trova isleña interpreta boleros y sones, donde se entreteje el amor entre versos y melodías. Las noches suelen ser aquí románticas porque el amor anida en las parejas y en el aire que puebla el salitre junto a la orilla del agua, desde donde se distinguen en la lejanía las luces de Cancún y las de algún barco que va o regresa con turistas cargados de asombro.